martes, 25 de junio de 2013

¿Neofobia?




¿Neofobia?
Según el diccionario de la real academia, se define Etnocentrismo como: ‘La tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades’.

Un crecimiento integro personal en mi opinión, hace referencia entre otras cosas, a factores como la crianza en el hogar, (valores, religión, etc.) la educación, (académica/racional) relaciones interpersonales; experiencia construida en base del conocimiento de otras culturas y costumbres que llevan al desarrollo de la inteligencia emocional de una persona.

Viajar, para conocer, aprender y apreciar otras culturas, costumbres y tradiciones, es de gran valor para la formación de la vida de las personas. Por experiencia propia, puedo decir que vivir fuera del país de uno, le abre los ojos a cualquier persona, literalmente un mundo de posibilidades se abren; o más bien diría, que uno mismo se abre muchísimas puertas, al romper paradigmas, esquemas, discriminaciones o prejuicios con los que uno crece.

El exponernos (culturalmente) nos hace vulnerables, y esa vulnerabilidad viene acompañada de una apertura a la recepción de otras culturas.

El miedo que causa la inseguridad de estar en contacto con ‘algo’ nuevo, desconocido y que puede llevar a la violencia va desapareciendo poco a poco.
El concepto rígido y estructurado, de que nuestra cultura es el estándar a comparar y a las demás las juzgamos bajo ese parámetro, se va suavizando y nuestra tolerancia a esto desconocido llega a ser perceptiblemente mayor.

Un privilegio enorme que presentamos todos los que vivimos en este país es, la gran afluencia de turistas que recibimos, lo que nos ha permitido compartir y conocer muchas personas con distintas costumbres y culturas de alrededor del mundo.

Lo que es lo mismo, nos presentamos con oportunidades todos los días, para romper de nuestra cabeza esos grilletes (miedo) que son lastre a la hora de buscar de nosotros mismos, personas agradecidas.

miércoles, 19 de junio de 2013

Trabajo en equipo



Trabajo en Equipo.

Por mi experiencia en los ejercicios realizados en clase puedo decir, que el trabajo en equipo no siempre es la mejor opción para tomar la mejor decisión posible en diferentes circunstancias.

Creo que en decisiones tan trascendentales en las que se defina la vida o la muerte, como se planteó en clase el ejemplo de quedar abandonados en el desierto (sin saber dónde específicamente) después de accidentarnos en un avión, es una situación clara, donde el trabajo en equipo queda de lado, y las decisiones deben ser ciegamente delegadas a la persona que más sepa del tema (supervivencia en este caso) o asumirlas bajo nuestro propio riesgo.

En el nuestro grupo, hubo varios elementos esenciales (top 3) (según las recomendaciones del libro y de opinión personal). Que luego de la votación, no calificaron como objetos importantes para ser tomados en cuenta en esa situación.

Por otro lado, en el ejemplo de solucionar la situación de los empleados de las aerolíneas Taca-Avianca, los cuales muchos perdieron sus puestos de trabajo debido a alianza de estas dos compañías, fue mucho más fácil llegar a un consenso buscando una única solución, esto basado en los 5 pasos para el proceso de encontrar una buena decisión, que expone Richard Luecke en su libro, Toma de Decisiones: para conseguir mejores resultados los cuales son:

·         Establecer el contexto para el éxito
·         Exponer el problema adecuadamente
·         Generar Alternativas
·         Evaluar estas alternativas (viabilidad, riesgo, etc)
·         Elegir la mejor alternativa ( en nuestro caso, elegimos las mejores, de la gran lluvia de ideas de las posibles soluciones)

(Luecke, 6, 2006)


Uso adecuado de la comunicación interpersonal




Uso Adecuado De La Comunicación interpersonal

Usando como ejemplo el discurso de ‘su excelencia’ (Cantinflas) ante un foro política, moral y  culturalmente divididos pude extraer varios elementos básicos de la comunicación interpersonal, que se usaron de buena manera para no solo difundir un mensaje, sino que plasmar sensaciones y sentimientos en los receptores de este.
El orador, toma en cuenta elementos claves para la transmisión eficaz de su  mensaje como lo son:
·         La postura erguida que da la sensación de autoridad, seguridad y confianza.
·         Con la variación (flexibilidad) del tono de su voz, pausas, y una buena articulación y elección de las palabras su excelencia se evita ser monótono captando así la atención en su discurso de los presentes en el auditorio.
·         Una vestimenta formal, que le brinda cierto rango militar y político, inspira orden, conocimiento y confianza al que no solo escucha, pero lo está viendo ( Comunicaciones No verbales)
·         La tarea pre-discurso de comprender el tipo de personas a las cuales se les iba a dirigir, es fundamental para transmitir el mensaje de forma efectiva y concisa; así mismo con el desarrollar una empatía con el público receptor.
Tomando en cuenta esta definición: ‘Comunicación es él envió, la recepción, y la comprensión de los mensajes’ (Dubrin, 2008,39).

Da la sensación de que su excelencia transmite su mensaje de forma exitosa. Habla racionalmente de hechos concretos, poniendo en perspectiva las dos posiciones, pero también le mete al discurso un factor emocional o sentimental con el cual se podría llegar a pensar que al final del video, se llega a un consenso entre las dos partes (colorados y verdes).
Todo siempre de la mano del respeto, cordialidad y el calor que siempre ha caracterizado a este personaje. Lo que me lleva a una cita que sintetiza muy bien este discurso y como se desempeña en el.

 ‘Hay momentos en que la discrepancia es saludable. Cuando dos personas están siempre de acuerdo, probablemente una de ellas no piensa. Decir a todo que si, por timidez o debilidad de carácter, destruye el dialogo.


Una persona de carácter defiende con firmeza y convicción sus ideas y valores. Procura justificar su postura y convencer a los demás; afirma sus principios. No se comporta como una veleta, que cede fácilmente a los vientos de las circunstancias. Si es necesario, asume sus divergencias sin rodeos, pero no es arrogante. Sabe discrepar sin agredir a los demás.’( Estanqueiro, 1992,61)